Capitulo 1


LIBRO 1
Andrew
CAPITULO 1

     Mary Moore, sentía estar viviendo la peor pesadilla de sus 21 años de existencia, dentro del estudio  de la casa se encontraban su padre y uno de sus contactos de negocios, Jeremy Balought, un hombre bien entrado en años, que podría ser incluso mayor que su propio progenitor, ambos estaban discutiendo  a puertas cerradas lo que estaba segura se trataba de su sentencia  al infierno en vida.

     No era del desconocimiento general, que Balought necesitaba vástagos, ya que este había pasado la mayor parte de los años de su juventud acaudalando una fuerte suma de dinero, así que cuando su mujer no le pudo dar hijos, no le dio la más mínima importancia, pero una vez que ella murió de pulmonía, en uno de los tantos fríos inviernos que se acostumbraban vivir en el pueblo, de repente pareció darse cuenta de que el tiempo estaba pasando y de que el no contaba con alguien de su propia sangre para heredarle su cuantiosa fortuna.
     Así fue como el  rico empresario decidió emprender la caza de una nueva esposa, dejando por un tiempo de lado los negocios y adentrándose   en una fuerte campaña social  dentro de la cual asistía a todos y cada uno de los bailes y fiestas que se dieron en el lugar,  dada su riqueza económica, cualquier anfitrión lo acreditaba, por lo que solo tenia que hacerse presente o insinuar que deseaba asistir, para ser invitado.  Fue en uno de esos eventos, donde la desdichada Mary conoció el principio de su desgracia.

     “El baile de las margaritas”, era una celebración que se hacia cada primavera en la mansión de la familia Wolf, un lugar de ensueño llamado “Daisy Cottage”, el cual, más que una linda casa de campo, se asemejaba a un castillo antiguo, donde las puertas de este, se mantenían abiertas ese día a toda la gente de la comunidad que deseara asistir

     Mary no sabía donde esconder toda la felicidad que emanaba de ella al tan solo pensar en encontrarse ya danzando dentro del salón de baile, no era una cuestión de siempre el contar con una invitación para visitar la hermosa mansión, ese era un regalo muy pocas veces concedido a la gente del lugar, dado que la mayor parte del tiempo sus habitantes vivían en la ciudad, permaneciendo lejos de este sitio alejado en el campo, mientras que  por otro lado estaba el hermetismo que mantenían hacia las relaciones sociales, pareciera que el único día del año en que se mezclaban con las personas de Primrose, era durante la fiesta que ofrecían. Su familia, mejor que nadie conocía de este hecho, ya que  su casa colindaba con el castillo amarillo pálido que se encontraba sobre la colina  y a pesar de ser vecinos, los Moore y los Wolf jamás habían pasado de un cordial y frio saludo de buenos días o buenas tardes cuando se encontraban en el mismo sitio.

     Pero Mary conocía la verdad, ellos no eran las personas prepotentes y sin corazón de las cuales las personas despechadas, entre los que se incluía  su padre, hablaban, ella se había encontrado más de una vez cara a cara con las buenas acciones escondidas detrás de algún miembro de esa intrigante familia. Como una vez cuando la señora Tutte no tenia el dinero necesario para adquirir las medicinas que necesitaba para aliviarse, y que después de que el doctor del pueblo le contara sobre sus preocupaciones respecto a la anciana mujer a el señor Antuan el actual cabeza de familia de los Wolf, , misteriosamente un donativo anónimo fuera depositado a la cuenta del galeno para que este se encargara de comprar los medicamentos necesarios para sanarle.
     O como cuando Lilith Robins estaba llorando por que su marido se había roto una pierna y lo más seguro fuera que su familia pasaría la peor temporada de su vida ya que la primera nevada estaba muy cerca y no tendrían dinero para comprar alimentos ni la leña necesaria para calentar su hogar, y sorpresivamente después de que  Anthony Wolf  escuchara esta historia del tabernero del lugar, un montón de leña apareciera en la entrada del hogar de los Robins, junto con un desfile diario de  mensajeros de diferentes tiendas que le hacían entrega a  domicilio de la comida que alguien había pagado para que se les proveyera durante el tiempo que Emil Robins estuviera incapacitado. Y había muchas otras obras anónimas como estas que habían sucedido, así como gran cantidad de enfrentamientos entre las personas  que afirmaban  haber escuchado con sus propios oídos como los Wolf daban las ordenes para llevarlas a cabo  y de los que estaban en contra de esas teorías.
     Pero en medio de los dimes y diretes que se escuchaban la única cosa cierta para Mary, era la firme creencia en la nobleza de corazón de casi toda la familia que habitaba la mansión amarilla.
     No es que Mary fuera buscando a propósito creer  lo mejor de las personas y menos aun de los ocupantes de Daisy Cottage, pero tenia una fuerte razón que le obligaba a mantener los oídos alertas cuando se trataba de recaudar información al respecto, su razón tenia un nombre “André Wolf”.
     André junto con su gemelo Andrew eran los hermanos menores dentro de los Wolf y también parecían ser los más sociables. Con una  multitud de chicas casaderas en la comarca, los pequeños hermanos  eran con frecuencia la diana de la mayoría de las madres que buscaban esposo para sus hijas, razón por lo cual, cuando venían  en primavera o en las vacaciones de verano, se les invitaba a la mayor parte de las casas. Más no era solo el hecho de la inminente cantidad de dinero que todos sabían que tenían, también contaba el aspecto casi etéreo que ambos  jóvenes poseían, y no es que ambos fuesen gemelos idénticos, sus rasgos físicos eran muy parecidos, los dos tenían un cuerpo atlético, como el que desarrollan los hombres cuando pasan mucho tiempo trabajando al aire libre, delgado, pero bien formado, sin embargo la diferencia en ellos la hacia su apariencia, André con su brillante cabello rubio parecía contar con una aureola de oro en su cabeza, mientras que el otro tenia la cabellera  de un rubio tan pálido que asemejaban hebras de plata o rayos de luz de luna, en el delgado y bello rostro juvenil de Andrew sobresalían dos ojos tan azules que el celeste del cielo rivalizaba con ellos, por otro lado los ojos de su hermano eran de un dorado tan intenso que asemejaban a dos pozas de ámbar liquido. Definitivamente ambos hermanos eran tan hermosos que quitaban el sueño solo de verles. Y en lo que se refería al descanso de  Mary, André Wolf era la principal razón de muchas de sus noches en vela. Así fue desde que lo conoció  por primera vez a la edad de 12 años.

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