pag3.

     - Miren nada más a quien tenemos aquí, a la pequeña Mary Moore- dijo una voz burlona tras de ella- Ya veo que como siempre te estas atascando de pasteles, quizás deberíamos coger  algunos antes de que te acabes toda la comida con tu glotonería.
     - No, por favor, que no me ridiculicen frente al delicado ángel qué vi hace unos momentos- Pensó Mary, girándose a mirar a Noel Cornwall, el cual como siempre iba seguido de un montón de seguidores.
     - Yo no se por que mi padre siempre insiste en invitarles a ti y a tu familia a nuestras fiestas, a mi parecer si tu no vinieras, entonces papa se ahorraría una fortuna en los alimentos- Dijo Noel  de manera provocativa, mientras sus amigos se carcajeaban de las ocurrencias del muchacho y le daban su apoyo con comentarios despectivos, hacia Mary.
     Después jalándola del brazo, Noel  se giro a ver a sus amigos- ¡Hey chicos!, ¿Qué les parece si vemos cuantos pasteles es capaz de comer esta cerdita?
     Ella sentía tanta vergüenza, que estaba segura que si pudiera verse ahora mismo desnuda en un espejo de cuerpo completo, estaría sonrojada hasta las puntas de los pies, debido también a la pena que tenia, trato de no jalonearse con Noel, si lo hacia solo provocaría una escena, que seguramente terminaría de cualquier forma con su ridiculización, lo más probable seria que su padre terminara culpándola arguyendo cosas sobre su persona que la harían sentir aun más tonta.
      A demás se encontraba su angelical joven de cabello rubio, por alguna razón Mary sentía que podía enfrentarse a todas las peores cosas de este mundo, menos a una mirada burlona en los ojos de el.
     Ya las muñecas de la mano le ardían de tan fuerte que la jalaba Noel, estaba segura que al día siguiente le aparecerían unos enormes cardenales alrededor de donde el chico la estaba apretando.
     Mientras el grupo de revoltosos muchachos comenzaron a llevársela hacia el lugar más apartado del jardín, ella alzo el rostro buscando a su madre o rezando por que alguien los viera y acudiera a auxiliarla, pero como suele suceder en los peores momentos, la cosa que más temía ocurrió, el único que parecía estar poniendo atención a lo que le sucedía  era el joven de blanco.    
     Su mente comenzó a nublarse y de repente se sintió como si estuviera viendo la escena desde afuera, como si la persona que estaba sufriendo ese abuso no fuera ella. Después de haber sufrido tantos incidentes parecidos, Mary había aprendido a que si intentaba con  todas sus fuerzas apartar sus pensamientos cuando le hacían esas cosas, después el dolor no seria tan poderoso como lo era cuando permanecía en sus cinco sentidos. Quizás fue por  su alejamiento que no se dio cuenta de inmediato de lo que pasó a continuación, cuando ella quiso reaccionar ya  estaba envuelta por un par de brazos. Una voz suave pero firme hablo a espaldas de ellos.
      - No escuche a la dama decir que aceptaba irse con ustedes Cornwall.
     - ¿Y a ti que te importa Wolf?
     - Si una chica indefensa es atacada por un  montón de rufianes, me parece que es deber de cualquier caballero hacerlo parte de su responsabilidad. ¿Tu que opinas André?- Dijo un joven de cabello plateado.
     -Definitivamente te apoyo en eso Andrew.- le contesto su hermano mientras bajaba la mirada hacia la chica que tenia escondida entre los brazos.
     - No…Nosotros no la estábamos atacando- contesto Noel trastabillando por la vergüenza al principio, pero intentándole dar un toque fanfarrón a  su contestación, ya que sus amigos lo estaban observando y no podía rendirse ante los dos rubios que llegaron para retarlo, aun si estos eran más altos que el. Después de una manera más firme y volteó a ver a Mary- Diles tu, ¿te estábamos molestando?
     En ese momento ella se sentía en la gloria dentro de los brazos de su ángel, el cual gracias al otro príncipe, ahora sabía que se llamaba André. Sus brazos le proporcionaban un sentimiento de seguridad, mientras que su pecho le hacia sentir una calidez, que no había experimentado nunca antes. Pero las palabras de su antiguo agresor la sacaron de su paraíso, cuando giro el rostro para verle, descubrió la mirada de advertencia que le lanzaba, como si estuviera retándola a decir la verdad. Estaba segura de que si la expresaba, después el se lo haría pagar con creces, ese pensamiento le hizo encogerse en  los brazos de André y se acerco más a su pecho.
     Un gesto que no paso desapercibido a los ojos del príncipe plateado, frunciendo el seño volteo a ver a los chicos. Se dirigió hacia el que traía cargando la bandeja de pasteles y tomo uno, una vez hecho esto, se giro hacia el hijo de los Cornwall, le alzo el rostro y de repente le oprimió las mejillas haciéndole abrir la boca para meterle dentro el pastelillo completo.

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     Cuando ella era una preadolescente, no poseía una figura agraciada, más bien tendía a estar llenita, lo que le acarreaba muy seguido un montón de burlas sobre su persona, pareciera que  el molestar a la “fofa Mary” como le llamaban en ese entonces, fuese el pasatiempo predilecto de las chicas y chicos ricos del lugar.  Es por eso que siempre que podía, evitaba asistir a las fiestas que se organizaban en casas de la elite de Primrose, sin embargo no podía escaparse de todas.
     -¿Donde esta Mary?- Pregunto Edward Moore con un gruñido  a su mujer, mientras se colocaba los guantes en la entrada de la casa.
     - No lo se cariño, pero si ella no quiere asistir a casa de los Cornwall, no me parece bien que le obliguemos a ir…
     -Dime una cosa- le interrumpió su marido de manera indignada- ¿Quién es el que paga la ropa, los alimentos y por todos los pequeños caprichos que piden?
     -Tu, desde luego -le respondió su mujer cabizbaja.
     - ¿Y de donde crees que saco yo el dinero para obsequiar a mi familia con un estilo de vida tan acomodado?-En ese momento la mujer tomo el valor suficiente para alzar la cabeza hacia su esposo, y mirarlo de manera interrogante, esperando que el  respondiera, después de todo era lo que el esperaba que hiciera, la cantidad de años de experiencia al lado del hombre le había enseñado a Eva Moore que el discutir con su cónyuge no hacia otra cosa que alterarlo más, una cuestión que lo ponía desagradable todo el día y si ellos tenían que asistir al dichoso evento, seria mejor no tener que cargar con su enfurruñamiento toda la tarde.
     - No, no lo se- respondió ella dubitativa y volvió a bajar la cabeza.
     - Pues te lo diré, de los negocios que hago, negocios que no se podrían llevar a cabo sin las personas correctas, las cuales son con las que tratamos en esta clase de eventos sociales, así que si vamos allí no es solo para pasárnosla bien, sino se trata de negocios, tan solo con ver y ser vistos basta para poner los engranajes en marcha.- En ese momento se detuvo para tomar aire y seguir su perorata -Por lo que si tengo  que asistir a una fiesta, espero que mi mujer y mis hijos asistan conmigo, ¿acaso es demasiado pedir?- Dijo levantando la voz y volteando a mirar hacia las escaleras, donde hacia rato había visto llegar a Mary.
     - N... No cariño.
     - ¿Y tu que tienes que decir al respecto jovencita?
     - Estaré lista en unos momentos papá- Respondió Mary de manera resignada mientras comenzaba a subir las escaleras.

     Cuando la familia Moore llego a casa de los Cornwall, la merienda estaba ya en todo su apogeo, en el lugar estaban reunidas un si fin de damas y caballeros, hablando los unos con los otros, las damas como siempre recurriendo a la manera refinada de informarse y de obsequiar a las demás con los chismes del momento y los hombres hablando sobre finanzas, caballos, negocios o algún asunto político.
     Mary parada en la entrada, respiraba con dificultad, como si se estuviera preparando para una tarea difícil, de no haber sido por lo incomoda que se sentía al pensar en lo que se avecinaba, probablemente hubiera disfrutado de la vista que ofrecía el jardín de los Cornwall, este tenia un cuidado y extenso césped verde, rodeado por todos lados de matas de rosales y flores de colores, más a la izquierda comenzaba  una zona repleta de arboles, que ayudaba a las parejas a perderse en el, de manera  que quedasen protegidas de las miradas indiscretas.
     Mientras que en el centro del lugar se alzaba una majestuosa  fuente que invitaba a sentarse al lado de ella, por el simple placer de escuchar sus notas cantarinas, cada vez que caía un chorro de agua.
     Después de tomar un último respiro, la niña se dirigió hacia las mesas de comida que estaban colocadas al lado del jardín, si tenia que pasar por este suplicio otra vez, al menos esperaba poder disfrutar aunque sea de los bocadillos, ya que no creía poder hacerlo de la compañía no deseada de la que pronto seria objeto.
     Dando un rápido vistazo revisó toda la mesa buscando los pastelillos que prefería, los encontró de inmediato, el suave merengue color rosa, aparentaba ser una nubecilla  que la invitaba a  apartar su mente de la realidad, estaba tan concentrada que cuando sintió una mirada dirigiéndose a ella, tardo un tiempo en lograr salir de su ensimismamiento, pero cuando alzo el rostro hacia la persona de la cual procedía, se quedo en Shock, ante sus ojos apareció un hermoso chico de cabellos rubios, que vestía todo de blanco lo cual hacia parecer que atraía hacia si, los rayos del sol, quienes le daban una apariencia angelical.
     Estaba  tan asombrada que por poco y deja caer el pastel que tenia en la mano, fue justo en ese momento cuando el bullying comenzó.

Capitulo 1


LIBRO 1
Andrew
CAPITULO 1

     Mary Moore, sentía estar viviendo la peor pesadilla de sus 21 años de existencia, dentro del estudio  de la casa se encontraban su padre y uno de sus contactos de negocios, Jeremy Balought, un hombre bien entrado en años, que podría ser incluso mayor que su propio progenitor, ambos estaban discutiendo  a puertas cerradas lo que estaba segura se trataba de su sentencia  al infierno en vida.

     No era del desconocimiento general, que Balought necesitaba vástagos, ya que este había pasado la mayor parte de los años de su juventud acaudalando una fuerte suma de dinero, así que cuando su mujer no le pudo dar hijos, no le dio la más mínima importancia, pero una vez que ella murió de pulmonía, en uno de los tantos fríos inviernos que se acostumbraban vivir en el pueblo, de repente pareció darse cuenta de que el tiempo estaba pasando y de que el no contaba con alguien de su propia sangre para heredarle su cuantiosa fortuna.
     Así fue como el  rico empresario decidió emprender la caza de una nueva esposa, dejando por un tiempo de lado los negocios y adentrándose   en una fuerte campaña social  dentro de la cual asistía a todos y cada uno de los bailes y fiestas que se dieron en el lugar,  dada su riqueza económica, cualquier anfitrión lo acreditaba, por lo que solo tenia que hacerse presente o insinuar que deseaba asistir, para ser invitado.  Fue en uno de esos eventos, donde la desdichada Mary conoció el principio de su desgracia.

     “El baile de las margaritas”, era una celebración que se hacia cada primavera en la mansión de la familia Wolf, un lugar de ensueño llamado “Daisy Cottage”, el cual, más que una linda casa de campo, se asemejaba a un castillo antiguo, donde las puertas de este, se mantenían abiertas ese día a toda la gente de la comunidad que deseara asistir

     Mary no sabía donde esconder toda la felicidad que emanaba de ella al tan solo pensar en encontrarse ya danzando dentro del salón de baile, no era una cuestión de siempre el contar con una invitación para visitar la hermosa mansión, ese era un regalo muy pocas veces concedido a la gente del lugar, dado que la mayor parte del tiempo sus habitantes vivían en la ciudad, permaneciendo lejos de este sitio alejado en el campo, mientras que  por otro lado estaba el hermetismo que mantenían hacia las relaciones sociales, pareciera que el único día del año en que se mezclaban con las personas de Primrose, era durante la fiesta que ofrecían. Su familia, mejor que nadie conocía de este hecho, ya que  su casa colindaba con el castillo amarillo pálido que se encontraba sobre la colina  y a pesar de ser vecinos, los Moore y los Wolf jamás habían pasado de un cordial y frio saludo de buenos días o buenas tardes cuando se encontraban en el mismo sitio.

     Pero Mary conocía la verdad, ellos no eran las personas prepotentes y sin corazón de las cuales las personas despechadas, entre los que se incluía  su padre, hablaban, ella se había encontrado más de una vez cara a cara con las buenas acciones escondidas detrás de algún miembro de esa intrigante familia. Como una vez cuando la señora Tutte no tenia el dinero necesario para adquirir las medicinas que necesitaba para aliviarse, y que después de que el doctor del pueblo le contara sobre sus preocupaciones respecto a la anciana mujer a el señor Antuan el actual cabeza de familia de los Wolf, , misteriosamente un donativo anónimo fuera depositado a la cuenta del galeno para que este se encargara de comprar los medicamentos necesarios para sanarle.
     O como cuando Lilith Robins estaba llorando por que su marido se había roto una pierna y lo más seguro fuera que su familia pasaría la peor temporada de su vida ya que la primera nevada estaba muy cerca y no tendrían dinero para comprar alimentos ni la leña necesaria para calentar su hogar, y sorpresivamente después de que  Anthony Wolf  escuchara esta historia del tabernero del lugar, un montón de leña apareciera en la entrada del hogar de los Robins, junto con un desfile diario de  mensajeros de diferentes tiendas que le hacían entrega a  domicilio de la comida que alguien había pagado para que se les proveyera durante el tiempo que Emil Robins estuviera incapacitado. Y había muchas otras obras anónimas como estas que habían sucedido, así como gran cantidad de enfrentamientos entre las personas  que afirmaban  haber escuchado con sus propios oídos como los Wolf daban las ordenes para llevarlas a cabo  y de los que estaban en contra de esas teorías.
     Pero en medio de los dimes y diretes que se escuchaban la única cosa cierta para Mary, era la firme creencia en la nobleza de corazón de casi toda la familia que habitaba la mansión amarilla.
     No es que Mary fuera buscando a propósito creer  lo mejor de las personas y menos aun de los ocupantes de Daisy Cottage, pero tenia una fuerte razón que le obligaba a mantener los oídos alertas cuando se trataba de recaudar información al respecto, su razón tenia un nombre “André Wolf”.
     André junto con su gemelo Andrew eran los hermanos menores dentro de los Wolf y también parecían ser los más sociables. Con una  multitud de chicas casaderas en la comarca, los pequeños hermanos  eran con frecuencia la diana de la mayoría de las madres que buscaban esposo para sus hijas, razón por lo cual, cuando venían  en primavera o en las vacaciones de verano, se les invitaba a la mayor parte de las casas. Más no era solo el hecho de la inminente cantidad de dinero que todos sabían que tenían, también contaba el aspecto casi etéreo que ambos  jóvenes poseían, y no es que ambos fuesen gemelos idénticos, sus rasgos físicos eran muy parecidos, los dos tenían un cuerpo atlético, como el que desarrollan los hombres cuando pasan mucho tiempo trabajando al aire libre, delgado, pero bien formado, sin embargo la diferencia en ellos la hacia su apariencia, André con su brillante cabello rubio parecía contar con una aureola de oro en su cabeza, mientras que el otro tenia la cabellera  de un rubio tan pálido que asemejaban hebras de plata o rayos de luz de luna, en el delgado y bello rostro juvenil de Andrew sobresalían dos ojos tan azules que el celeste del cielo rivalizaba con ellos, por otro lado los ojos de su hermano eran de un dorado tan intenso que asemejaban a dos pozas de ámbar liquido. Definitivamente ambos hermanos eran tan hermosos que quitaban el sueño solo de verles. Y en lo que se refería al descanso de  Mary, André Wolf era la principal razón de muchas de sus noches en vela. Así fue desde que lo conoció  por primera vez a la edad de 12 años.

SIEMPRE FUISTE MIA - Leah Rose


Saga: Hermanos Wolf
Libro 1 Andrew
Titulo: Siempre fuiste mía
Escritora: Leah Rose
Portada: Leah Rose

Sinopsis:
La misteriosa familia Wolf cuenta con un par de gemelos incluidos, aunque sus rasgos físicos son similares, no son iguales en apariencia, Andrew con su cabello platino y ojos color celeste, dista mucho del cabello dorado y ojos ambarinos que tiene su hermano André.
Su forma de ser tampoco es tan parecida, André es divertido, galante y social por naturaleza, mientras que Andrew es taciturno, no se anda con rodeos y siempre tiende a decir todo lo que piensa.

¿Pero que pasara cuando los hermanos descubran  al final que si tienen algo en común? sobre todo cuando se den cuenta de que ese algo se llama "Mary Moore".
¿Por quien se decidirá ella?, mejor aún, ¿podra asimilar el hecho de que sus príncipes resulten ser hombres lobo?

Introducción.

Seudonimo: Leah Rose
Localización: México
Edad: ¿Las mujeres  tenemos edad? (:P)
Hobbies: Leer, escribir, dibujar, adoro todos los generos, comedia, drama, terror, fantasia, historico, cuentos.Aunque claro, mi favorito es el de romance.

     Desde niña la lectura siempre ha sido mi mayor pasión. Le siguen las caricaturas, pero esa es otra historia, jajaj.
     No soy una gran escritora, lo unico que me avala en mi intento de incursion a la literatura son los años que he pasado leyendo historias, sin embargo seria un honor el compartir mis fantasias con todos los que se tomen la molestia de leerme, espero que disfruten lo que escribo, asi como yo disfruto escribiendole.^^

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